Ahí mismo su aislamiento fisico - temporal se quebró, su tan agudo egoismo mermó, y se sintió mejor. Hacía exactamente un mes y medio que ésto le había sucedido por última vez. Por los siguientes 10 segundos la sobrevino la inevitable sensación de impotencia y luego resignación; era algo con lo que había aprendido a vivir.No podía desperdiciar un minuto más ensimismada en sus pensamientos de anciana: con las pocas fuerzas que aún podía arrancar a la antigua vitalidad de su cuerpo, subio las escaleras, se detuvo frente a la puerta rosada, respiró profundo y entró.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario