6 de septiembre de 2010

Sentirme cerca de mí.

Qué extraño resulta escribir después de tantos días de correr tras algo que ni sé aún que forma tiene. Además, desde esta cama que todavía no siento mía. Pienso en mi otra casa, la que extraño tanto, lugares como la silla de la compu donde tantas veces me senté a escribir y me he quedado horas de la noche dándole forma a mis tristezas y mis sueños. Mi cama y su rincón / refugio, mi espejo que no siempre devolvió buenas imágenes. Extraño los espacios, el jardín y el olor a comida de Betty. No lo puedo evitar, cuando se me rompe algo, cuando no sé que cocinar o que ponerme... cuando me siento sola, solo quiero correr a casa y que mi mamá me abrace.
Ya hace varios días que estoy muy sensible, lloro mas de lo que acostumbro pero sin hacer mucho alboroto. Solo acepto que algo, alguien, me hace llorar y me dejo inundar de ese sentimiento de que en un rato va a estar todo bien. Acepto llorar, acepto mi lugar.
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Hoy nos dejó Joy. Siguió su camino lejos de lo terrenal y abandonó su canasta de dormir con la respiración rara. Evitar llorar es tan difícil como entenderme a mi misma. Lo amo, fue mi único perro y el único será. Te voy a recordar hinchandome las pelotas.

1 comentario:

gabardino dijo...

Siento lo de Joy. Un perro es fuente inagotable de grandes virtudes como el amor incondicional el respeto y la generosidad por encima de él mismo. Haríamos bien en no ser tan "animales" (¡qué ufanos nos creemos poniéndole este adjetivo sin saber su significado real!) y aprender de sus enseñanzas.
Te acompaño en el sentimiento.
Turk