24 de febrero de 2011

Me saqué los aparatos.

Hoy me levanté, me saqué los aparatos y vi mi pelo despeinado en el espejo.
Me puse un short.
Puse la pava.

Y soy feliz sencillamente.






Ya no recuerdo los recuerdos de una Yo enroscada en dos historias enroscadas.
Qué bueno que está el efecto del tiempo en uno. Bué, salvo en mis piernas...
Y no sé si es más sano o no, pero dejé de preocuparme por mí.
OBVIO que tengo esos momentos de agua salada.
Pero es más obvio que dejé de preocuparme.
Me entrego a lo que amo, a los que amo.
Y siento cerca de mi, a la altura de mi corazón una sensación envolvente, como un abrazo. No sé si es algo o alguien, en realidad, se que no es alguien de carne y hueso.
Este abrazo viene desde lejos.
Poco tiene que ver con esta vida que llevo.

2 comentarios:

gabardino dijo...

Larga es la espada que horada en la nada de la mente. Pero más honda y larga es la mente cuanto más se horada.
Buen viaje interior!

Vicky dijo...

Yankee, gringo.