23 de junio de 2005

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De dentro las cosas cambiaban totalmente, todo el lujo que faltaba en la sala principal del camping, seguía sin aparecer en la N°14, sin embargo, un aroma a madera y bosque inundaba la sala principal, era reconfortante. Había una única habitación con una cama matrimonial y en la gran sala de estar los sillones eran las camas faltantes. Así, como solo había una cama, existía un solo placard, pero lo suficientemente grande como para albergar todas las cosas que habíamos llevado. Lee respiro de alivio. Las ventanas de tamaño jamás visto, estaban cubiertas por gruesas cortinas color crudo.

-Estas ventanitas no me gustan en absoluto -dije mirando a las chicas, quienes respondieron no muy sorprendidas. Es evidente que conocían mis puntos débiles y el miedo que sentía frente a cosas semejantes era una constante en nuestras charlas, bromas. Yo no me avergonzaba de que ellas utilicen mis defectos para reírse, pues era algo sano, además, era una buena terapia para no dejarme llevar por mi imaginación que me jugaba malas pasadas.

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