11 de septiembre de 2007

Tercera Parte

Al despertar de su sueño de juventud, que la retrotrajo 50 años, se encontró nuevamente sola, y deseaba seguir soñando. Pero algo en ella le dijo que debía ponerse bien: al mirar hacia un costado, todavía acostada en el sillon, sus ojos se clavaron en el barandal de aquella añeja escalera de madera, que tantas pisadas había recibido. Y como si una brisa trajera a su memoria intensos años de toda una vida, recordó que no estaba sola. Imágenes, luces, aparecieron fugaces en su mente como una pelicula vieja: había tenido una hija, si, 40 años atrás, un accidente,1999, un llanto de niña, aroma a jazmines: Jazmin!. Repentinamente recordó los ojos negros que tanto la adoraban, Jazmin era su nieta y descansaba en el cuarto de arriba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahí mismo su aislamiento fisico - temporal se quebró, su tan agudo egoismo mermó, y se sintió mejor. Hacía exactamente un mes y medio que ésto le había sucedido por última vez. Por los siguientes 10 segundos la sobrevino la inevitable sensación de impotencia y luego resignación; era algo con lo que había aprendido a vivir.
No podía desperdiciar un minuto más ensimismada en sus pensamientos de anciana: con las pocas fuerzas que aún podía arrancar a la antigua vitalidad de su cuerpo, subio las escaleras, se detuvo frente a la puerta rosada, respiró profundo y entró.